"No se es ni joven ni viejo, se está vivo"
EditorialNoti-EdadHistoria PetroleraInicio del BeisbolAjedrez
 
 Página Principal

 Memoria de Papel

 Especiales

 Centenarios

 El Muro de los...

 Humor Gráfico

 Chistes

Cátedra Empírica

 Páginas Amigas

 

Número Febrero-2011

Escríbenos un e-mail y contactanos

tercera_edad2009@hotmail.com

1CLIC SOBRE LAS IMÁGENES Y COMUNÍCATE

Siguenos por Facebook

 

 

 

 

LLEGÓ EL CARNAVAL
 

Luisa González


Llegó el Carnaval y con él la fiebre de los disfraces infantiles, porque ya las comparsas de los adultos quedaron circunscritas a unos pocos que, con dinero y ganas, se reúnen y arman sus fiestas en cualquier club.
Y digo que es fiebre, porque hay que ver el empeño que ponemos las madres en hacer sufrir a nuestros retoños con los dichosos disfraces, y tengo experiencia, pues lo viví en carne propia, como dicen.
Cuando pequeña, mi hermana mayor, costurera de profesión, además de hacerme “baticas” para estrenar los sábados, en Carnaval se las ingeniaba para disfrazarme de cuanta cosa se le ocurriera, hasta que inventó la “dama antañona” de tul negro, con infinidad de faralaos, y cuyas costuras picaban tanto que pasé la tarde y el paseo con hormigas en el cuerpo, llorando y odiando el Carnaval.
Con mis hijas hice más o menos lo mismo. aunque sin tanto ensañamiento. y fueron abejas, conejos, muñecas, guajiras, bailarinas, Blanca Nieves y princesas, pero al llegar al de india sioux, en terciopelo verde con plumas, etc.. la mayor, que ya estaba harta, se plantó frente a mí y con la firmeza de sus ocho años me retó: “Yo no me pongo eso, me pica y da calor”. Ahí caí en cuenta de lo que había hecho; recordé lo que había sufrido con la dama antañona, boté el disfraz y nos fuimos al paseo con una hija disfrazada de fresita y la otra muy campante, sin disfraz.
Todo esto viene al caso, porque la mamá de mis vecinitas gastó un dineral en sus niñas y las convirtió en bailarina, guajira y Blanca Nieves; la de más allá vistió a su gordito de Superman, al mayor de Zorro con la espada partida y la chiquita de abeja, sin antenas, porque se quitó el gorro.
El Carnaval, desde hace mucho tiempo, es solo para los niños, pues ahora es un asueto que los más grandes disfrutamos en las playas o las montañas de acuerdo con el gusto y presupuesto. Eso si se tiene carro, porque de lo contrario, contar con el transporte público es un viacrucis, con sus 14 estaciones completicas, debido a la masiva movilización de personas, que este año se calcula en unos 15 millones en todo el pais, por lo que los terminales de pasajeros colapsan, abarrotados, con reventa de boletos y convertidos en un caos descomunal.
¿Qué es lo mejor de todo esto? Lo sensato y lo que ya prefiere mucha gente es quedarse en casita, armar grupos de juego, parrillada y cervezas y descansar. El mes que viene llega Semana Santa, y podemos programar alguna actividad, si es que las finanzas lo permiten. ¡Hasta entonces!

 

 

       

 

Deposito Legal: PP200901ZU1326. Todos los derechos reservados. Diseño Web: Lic. Juan Carlos Barboza e-mail: jcbarbozaberrueta@gmail.com

Periódico Tercera Edad © 2011 · Español (Venezuela) Maracaibo- Estado Zulia.

 
   
Free Web Hosting